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Archive for January, 2009

¡El cine de 2009!


En Cine Online queremos demostrar que somos un blog diferente al resto de blogs. Un blog que vive la actualidad en auténtico tiempo real, que sabe cuándo es el momento para publicar una cosa y cuándo es el momento para publicar otra. Un blog que sabe plantar cara al resto de blogs y decir “Eh, aquí estamos, marcando la moda”. Así, mientras el resto del Internet del mundo estatal se dedican a dar sus regalos de reyes a la industria, desde Cine Online vamos a repasar qué es lo que nos espera en el año 2009. Pero bien, no como en Fotogramas, que por cada película interesante te meten cuarenta de morralla. Aquí sabemos lo que mola y lo que no mola.

Igual que sabemos que el 2009 estará marcado, inevitablemente, por Dragon ball evolution (atención al “evolution”, como si hubiera algo que evolucionar) y Street fighter, dos producciones a cada cual más chusquera. La primera, con un Goku que parece salido de un anuncio de Sunny Delight (ya sabéis: Pelo engominado, moto supuestamente chula… cualquier parecido con Dragon ball es pura coincidencia) y la segunda con unos trailers en los que la supuesta protagonista, Chun Li, aparece menos que los paralelismos del filme con el videojuego. Y ya es decir. Pero no serán las únicas adaptaciones hacia las que tener miedo. También veremos en 2009 G. I. Joe: Rise of Cobra, la adaptación de los militares que primero fueron cómic, después película, después muñequitos, después serie de dibujos animados (algunos todavía tarareamos su opening –¡Yi Ai You!-), después videojuego, después cómic y después película, cerrando un ciclo de marines hipermusculados venciendo al mal comunista de impresión. También, supuestamente, veremos Watchmen, pero tiene la espada de Damocles sobre su cabeza debido al problema legal con Fox, Angeles y demonios, por si a alguien le interesaba la nueva tontería de Dan Brown hecha cine y Kika Superbruja. Eh, por lo menos sus libros son mejores que los de Brown.

 

En 2013, Michael Bay rompió la taquilla con su adaptación de “Los sonidos del ABC”

Y no nos alejamos de las adaptaciones, pero ahora además le añadimos un nuevo término: Secuelas. Porque Hollywood está que lo tira, este año podremos disfrutar de Harry Potter y el misterio del príncipe (¿recuerdan? Se iba a llamar “el príncipe mestizo” pero las Asociaciones Sin Nada Mejor Que Hacer saltaron al unísono), que promete un filme relativamente parecido al libro. Relativamente. Solo espero que Hermione no salga bailando un divertido can-can mientras Harry y Ron se emborrachan con cerveza de mantequilla. Por otro lado, contamos con la decimoprimera parte de Star trek, esta vez dirigida por J. J, ese mago del cine, que se va a pegar un topetazo con la Voyager merecedor de ser visto. Otra adaptación-secuela que se nos echa encima aunque no queramos es X-men: Lobezno, en la que el mayor aliciente para los fans mutantes es adivinar quiénes son los personajes que salen de fondo. Eh, espera, ¿ese no es un personaje secundario que apareció brevemente en Uncanny X-men #183? ¡Uauh! Finalmente, Punisher 2 también aparecerá por nuestras pantallas de cine para ofrecernos un filme tan anodino como su primera parte (¿alguien se ha leído Punisher en la línea MAX? Entonces, ¿por qué no nos dan algo como eso?) y Transformers 2 seguirá demostrando que, le pese a quien le pese, Michael Bay es el mayor genio vivo del cine de acción. Toma ya.

Y pasamos a las secuelas. Ya, ya, luego hay alguna película original, tranquilos. Y empezamos con Terminator IV: Sin Schwarzenegger, con una historia tan interesante como tirar de la cadena del water una y otra vez y, en fin, con el regreso a una saga que está quemada y enterrada varios metros bajo tierra. Más o menos como The fast and the furious, que ya nació muerta, lo que no impedirá que en la tercera parte vuelva Vin Diesel a repartir camorra y quemar asfalto. Qué bien, tú. Seguro que es tan divertida (ejem) como las dos primeras. Lo mismo se le puede aplicar a Ice age 3, que, salvo las tonterías de Scrat, la ardilla-rata (¡y ni eso!) no interesa ni a los muy fans del cine de animación. ¿Tendrán que ver esos diseños tan cartonianos –ojo, no he dicho cartoonianos-? Finalmente, La pantera rosa 2 nos demostrará el sentido de la frase “secuelas innecesarias de remakes innecesarios”. Vaya planazo en este 2009, tú.

Aun hay gente que cree que La pantera rosa está protagonizada por un dibujo animado…o por un bollito.

Y en este festival de la originalidad no podemos dejar de lado los remakes, empezando por Viernes 13, dirigida por Marcus Nispel y que promete cosa mala, y siguiendo por Pelham 1-2-3, remake de la trepidante cinta dirigido, en esta ocasión, por Tony Scott, y protagonizado por Denzel Washington y John Travolta. Merece la pena seguirle la pista. También es de lógica hablar de Evangelion 1.0, un remake de la serie original que es igual en todos los aspectos (menos un par). Sólo apto para fans. Y de momento, ya. Eso sí, preparaos para 2010, porque se presenta un año lleno de refritos. Ya veréis, ya.

En cuanto a las películas originales, ahí tenemos a Pixar con la que será su última buena película, Up, antes de meterse en un pantanal de mediocridades con Toy story 3, Cars 2, historias sobre lagartos que intentan enamorarse y otras sobre príncipes y princesas. Pero Up va a ser genial, vaya que sí. También tendremos The wrestler, lo nuevo de Aronofsky (el hombre que tan pronto te hace Requiem por un sueño como te aburre con La fuente de la vida) antes de liarse con Robocop, Monsters versusAliens, donde veremos si Dreamworks ha aprendido algo de Kung fu panda o ha sido un golpe de suerte (de momento pinta bestial) y El curioso caso de Benjamin Button, lo nuevo de David Fincher que promete recuperar al director que a todos nos gustaba. Como sleeper, Let the right one in, que supuso uno de los mayores éxitos del festival de Sitges de este año (y yo, listo de mí, me quedé a las puertas de entrar pensando que sería una más. Snif).

Total, que el 2009 ha empezado fuerte, y a partir de aquí nos esperan 365 días llenos de cine. El mundo os espera. ¡Vamos!


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El ranking del año (y 4): El top 10


¿Qué tal el fin de semana, amigos? ¿Ya sabéis lo que le vais a pedir a los reyes mágicos a pesar de que luego nunca os lo traigan y siempre os regalen calcetines y pijamas? Porque yo lo tengo muy claro: Que este año nos traiga diez películas tan buenas como estas diez… ¡o por lo menos, como las dos primeras! ¡Vamos allá con el top 10 de lo mejor del año!

10-Rebobine, por favor: Su gran problema fue el mismo que el de Muertos de risa: Nos la vendieron como una comedia de esas de mucha risa y en realidad era un dramón de tres pares de narices con un par de momentos cómicos –que, en este caso, fueron geniales: El montaje musical de cinco minutos parodiando películas es una de las escenas del año, sin duda alguna-. Aunque algunos salieron del cine echando pestes, el filme es una inteligente metáfora del cine actual, el fin del VHS y Youtube, pero, ante todo, un canto de amor incondicional al séptimo arte. Rebobine, por favor es una película que queda algo floja, especialmente en el segundo acto, pero, como dicen, la intención es lo que cuenta. Y la intención aquí fue loable.

9-Los cronocrímenes: Soy un fan incondicional de Nacho Vigalondo. Todo lo que toca se convierte, si no en una obra maestra, sí en un producto que rezuma cariño por los cuatro costados. Los cronocrímenes no es la obra definitiva de viajes en el tiempo, ni es perfecta, ni cuenta con unas actuaciones de quitarse el sombrero, es cierto. Pero se nota que el autor ha puesto sus cinco sentidos en ella durante semanas, que está tratada con mimo, que cada fotograma es un reconocimiento a la figura de Nacho, vaya. Un cortometrajista que, a fuerza de intentarlo, ha logrado llegar donde ha llegado. Los cronocrímenes tiene un guión que deja todo atado y bien atado, una dirección eficaz y “de autor”, pero, sobre todo, tiene ilusión por hacer algo diferente. Y se nota.

“Nacho, hijo, ¿has visto el Scottex que compré ayer?”-“¿Yo? Ejem, ¿por qué tendría que haberlo visto?”

8-No es país para viejos: Ni película para jóvenes. Los Coen no han filmado aquí su mejor trabajo, y el filme tiene graves problemas argumentales, pero ese Javier Bardem psicópata y ese fabuloso Morgan Freeman Tommy Lee Jones levantan la película durante los dos primeros actos, quizá algo aburridos, pero sin duda excelentes. El final, incomprensible. El tercer acto tira todo lo anterior a la basura y lo retuerce con firmeza. Pese a todo, siendo justos a la realidad, No es país para viejos es una notable película. Sobrevalorada y algo olvidable, pero notable.

7-Iron man: Dame un millonario pre-alcohólico vestido con una armadura del siglo XXI con superpoderes para volar y llámame tonto. Y ya, si la historia es interesante, está bien llevada y hace que un personaje tan insulso como Iron man (dejemos aparte la racha alcohólica de Tony Stark) se convierta en alguien interesante, apaga y vámonos. Iron man es un filme que cualquiera podría escoger como “bandera del entretenimiento”. Divierte durante todo su metraje, nos ofrece un final que hasta ahora nunca habíamos visto en el cine de superpoderosos y, qué demonios, es la primera parte que nos llevará a Los vengadores. ¿Quién puede no amarla?

6-Juno: Cierto es que el cine independiente apesta a quemado. Las películas indies se repiten por doquier con los mismos esquemas. Y Juno no aporta nada nuevo a este panorama tan desolador. Pero, pese a todo, es un filme que transmite buenos sentimientos, buen rollo, que no intenta dogmatizar a nadie (los que lo intentan son los críticos después, que creen que, como Juno no aborta, es que la película dice que el aborto es malo) y con una Ellen Page en estado de gracia. Eso sí, el filme se pasa veinte pueblos al intentar ser tan indie como es: Música indie a todo trapo, reflexiones propias sólo de una película de este estilo y reflexiones de baratillo empañan un poco una película que, de otra manera, hubiera supuesto una de las grandes películas del año y no un simple filme que se olvidará en un par de meses. Oh. Y todos adoramos el teléfono hamburguesa.

5-Camino: La mejor película española del año, acusada de dogmatizar y de no sé cuántas tonterías más, cuenta con el mayor despliegue de efectos especiales jamás visto en el cine español y con unas actuaciones merecedoras de la nominación al Oscar (nunca me cansaré de repetirlo: Mariano Venancio está superior y Nerea Camacho ha entrado de una manera inmejorable en el mundo del cine). Camino es enternecedora, una de esas películas en las que te descubres llorando y no sabes muy bien por qué. Sí, su parte final es tramposa y algunos personajes son muy malvados sin que venga a cuento, pero eso no quita para que nos encontremos ante una película preciosa, inigualable, inolvidable y con alma. Algo que es muy difícil de encontrar en el cine hoy en día. Chapeau por Fesser.

4-Lars y una chica de verdad: Aunque en su primer visionado Lars y una chica de verdad no me dijo nada, con el tiempo he logrado apreciarla en su justa medida. La historia de un pobre paleto de pueblo que consigue superar todos sus problemas sociales gracias a Bianca, una muñeca hinchable de la que todo el pueblo consigue encariñarse. La película juega con el espectador, que en ningún momento se percata al cien por cien de si Lars cree realmente en que la muñeca está viva o no. Lars y una chica de verdad es la confirmación de que otro tipo de cine es diferente, de que no hace falta una gran historia épica para emocionarnos, de que los locos solo son locos si la gente quiere verles así, de que hay muchos tipos de amores. Lars y una chica de verdad es una película tristemente infravalorada. No se la pierdan.

Y el Oscar a la mejor actriz secundaria es para…

3-JCVD: Jean Claude Van-Damme llega, se pone a las órdenes de Mabrouk El Mechri, se interpreta a sí mismo y triunfa brutalmente. JCVD no es, contra lo que han dicho, una biografía del actor, ni mucho menos: Se trata de una historia ficticia en la que podemos ver la cara oculta de Van Damme, un actor que intenta aparentar lo que no es, un tipo patético que solo quiere ser feliz. Su monólogo a cámara, sin duda el momento del año, es escalofriante, pero no lo es menos que él en su coche intentando conseguir dinero, los comentarios sobre Steven Seagal, esos ladrones fanáticos o el final, contado desde dos perspectivas: La del cine y la de la realidad. Una muestra de cómo al cine aun le quedan lugares por explorar (como jugar con la bidimensionalidad de las películas, algo que solo han entendido últimamente esta JCVD y A cock and bull story) y, sobre todo, la sorpresa de encontrarnos en Van Damme a un actor que podría ser nominado este año a los Oscar. Una mirada triste, unas palabras convincentes. La certeza de que, por fin, estamos viéndole interpretar el papel de su vida. Sobresaliente.

2-El caballero oscuro: Llegados a este punto todos sabéis qué película está en el número 1, pero no por ello hay que hacer de menos a Batman. Sí, está sobrevalorada. Sí, la primera hora es algo aburrida. Pero no se le puede reprochar nada más. La siguiente hora y media es acción y diversión en estado puro, adrenalina por los cuatro costados, dos villanos de nivel (¡Espectacular Heath Ledger! Ha eclipsado por completo al Joker de Jack Nicholson), un superhéroe de los de verdad (como se resume en el monólogo final) y una dirección perfecta. Si Nolan no dirige la tercera parte, entonces no merecerá la pena verla. Y ahora, vamos a por el número 1.

1-Wall-E: Cuando el filme empezó, todos nos dimos cuenta de que estábamos ante la película del año. Un páramo desierto, un robot con sentimientos, apilando basura. Aun me sorprendo de cómo es posible que Pixar lograra hacer media hora completamente muda no sólo sin que nadie se aburriera, sino con todos pidiendo más, más y más. Sí, los humanos rompen un poco la armonía de Wall-E y EVA, pero si la pesadez de la trama del capitán era necesaria para encontrarnos con ese Wall-E que a tantos nos hizo llorar al final del filme, bienvenida sea. Wall-E es poesía, cuento, inteligencia y riesgo en una sóla película. Wall-E es la película que todos querríamos haber visto cuando éramos niños. Wall-E es, le pese a quien le pese, una rotunda obra maestra.

Y las parejitas por la calle aun nos miramos a la cara y nos decimos, con voz supuestamente robótica: “Waaall-E”-“EEEEEVA”. Todos lo hacemos.

¡Y ya está! Recordadme que el año que viene no haga tops de ningún tipo. Dios santo, qué hastiado he quedado. ¡Mañana, que es reyes, empezaremos a charlar sobre el 2009, que se nos presenta calentito!


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El ranking del año (3): Los notables


El nuevo año trae consigo promesas que sabemos de sobra que no vamos a cumplir. Que incluso ya hemos incumplido en los dos primeros días de 2009. Vamos a salir a correr por las mañanas, tomar menos refrescos, ver menos series de televisión… Y al final, lo de siempre. A ver quién se levanta una hora antes del trabajo para ir a correr, quién aguanta hasta el final del día sin una Coca-cola y sin saber qué demonios pasará a partir del día 21 con Locke, Jack y compañía. Mi promesa para este año ha sido no volver a hacer rankings, y estoy absolutamente seguro de que voy a conseguirlo. ¡Y ahora, los puestos del 16 al 11 del top del año…y una olvidada del primer ranking! ¡Hagan sus apuestas sobre el número 1!

16-La niebla: Un poder misterioso. Un grupo de personas encerradas en un supermercado. Cualquiera puede morir, cualquiera puede vivir. La niebla (de Stephen King, como si diera nivel a la película o algo parecido) es una película descorazonadora, impresionante en lo que cuenta y en cómo lo cuenta, a la que tan sólo se le puede echar en cara que “humanice” la amenaza en vez de dejarla en una letal niebla. El resto del tiempo disfrutaremos de una película no apta para aquellos del “si no hay sangre, no da miedo a no ser que sea japonesa, que entonces es terror psicológico” que tanto desprecian hoy en día El proyecto de la bruja de Blair. Su final, sin duda alguna, el mejor del año. Un soplo de aire fresco.

15-El intercambio: Respecto a aquella opinión apesadumbrada que di hace apenas una semana, he de decir que la película ha subido en el recuerdo. No ha sido gracias a la –raquítica, patética, risible – interpretación de Angelina Jolie, en un modo “oscar wannabe” que hace que el espectador más cínico se ría de la desgracia de la pobre señora Collins y su hijo perdido por el mundo. Ni tampoco a un guión que va dando tumbos y que no sabe en qué momento acabar (la película tiene hasta ¡diez! falsos finales). El intercambio es una buena película gracias al arte de Clint Eastwood, uno de los pocos realizadores clásicos que quedan, un hombre al que no le importa realizar un plano largo de más de un minuto si es que ayuda a la trama o a indagar en los personajes. Por lo demás, nada que contar. Se esperaba más, la verdad, aunque eso no se lo digáis a los fans de Eastwood. No vaya a ser que os peguen con un martillo repleto de ceguera.

14-El valiente Despereaux: Hablábamos ayer de los filmes en 3D y de cómo se pensaba la animación antes que el guión. Eso es algo que, sin duda, no se hizo en El valiente Despereaux, una película de animación de corte clásico que, lejos de tratar a los niños como idiotas derrochadores de dinero, trae una historia mil veces contada pero que no deja de tener su emoción y su epicismo. La historia de cómo un pequeño ser especial puede salvar un reino entero por ser diferente. Si a esta entrañable historia (qué quieren que les diga, lo prefiero a “un grupo de animales que hablan se pierden en Madagascar y hacen tonterías”) le sumamos una vertiginosa animación (superior a Dreamworks y Fox de calle) y unos personajes altamente carismáticos (a destacar Despereaux en clase y el inicio con la rata), nos queda una película simplemente deliciosa. Por supuesto, adolece de una cierta sensación de dejà vù, debido a que es el cuento de hadas de toda la vida. Despereaux, tristemente, pasará sin pena ni gloria por las carteleras mundiales, cuando es un filme mucho más interesante de lo que parece a simple vista.

No queráis saber con quién se acostaba la madre de Despereaux

13-El increíble Hulk: No lo voy a negar a estas alturas. Me encanta Marvel. Sí, quizá no me compre todo lo que hace la editorial ahora mismo (más que nada porque hay colecciones que no sirven ni para dar de comer al hamster), y Hulk nunca ha sido santo de mi devoción (a pesar de la etapa de Peter David, uno de los puntos álgidos de los cómics de superhéroes), pero el filme que ahora nos ocupa me hizo vibrar. Muy superior, le pese a quien le pese, a la versión de Ang Lee (un buen intento, pero no puedes hacer una película de superhéroes y supervillanos que se dedican a hablar y a tomar pastitas), El increíble Hulk es una puesta al día del superhéroe más supervillano de todos los tiempos. En su contra está el enemigo descafeinado que le pusieron delante (¿Abominación? ¿En serio? ¿No encontraron nada mejor?) y una historia demasiado arquetípica. Pero eh, ¿a quién le importa cuando Nick Furia sale después de los créditos y habla de la Iniciativa Vengador? El 2011 será nuestro año, verdaderos creyentes. Y Hulk es sólo el comienzo.

12-Kung fu panda: Quizá no merezca estar tan alto en una lista de mejores películas del año, pero qué demonios. De alguna manera hay que premiar a Dreamworks, que, tras el fiasco artístico de la saga Shrek (exceptuando, vale, la primera), Madagascar, El espantatiburones, Ratónpolis y demás bodrios ha conseguido por fin mirar cara a cara a Pixar. Tristemente para ellos, Pixar ha vuelto a superarse a sí misma, se ha subido en una banqueta y, en vez de mirar a Dreamworks, ha disparado hacia las estrellas. Pero esa es otra historia. Kung fu panda es una película sorprendentemente divertida y bien llevada, con buenos gags y una historia atrayente –típica, sí, pero atrayente-. Como puntos negativos, la aparición de los cinco furiosos, que ni pinchan ni cortan ni ná de ná y un maloso que es vencido de la manera que todos esperábamos. Vale, al terminar la película no hemos avanzado nada. Pero, ¿y lo bien que nos lo hemos pasado en el camino?

11-Cobardes: Juan Cruz y Corbacho (estoy seguro de que el segundo sólo está ahí para que la prensa se fije en ellos y el primero hace todo el trabajo, pero bueno) lo han vuelto a hacer. Tras la muy sorprendente Tapas, el tándem ha firmado una de las mejores películas que se han rodado sobre el maltrato y, quizá, la mejor jamás hecha sobre eso que ahora se llama bullying y que antes era “pegar de hostias al que sabe más que tú o es diferente por la razón que sea”. Lejos de mirar el problema por encima del hombro y determinar que son cosas de niños, Cobardes se fija más en la problemática real de las víctimas y en el modus operandi de los verdugos. Falla tremendamente en su conclusión final (la violencia engendra violencia) y la parte final pertenece a la ciencia ficción, pero queda para el recuerdo la portentosa actuación de los chavales y de la muy sorprendente Paz Padilla, además de las –muy realistas- escenas de persecución por las calles de una ciudad en la que cada uno atiende a sus propios problemas y nadie sabe escuchar los gritos de súplica de un niño que sólo quiere encajar. Cobardes es, por definición propia, una de las películas españolas del año, a pesar de todos aquellos que no quisieron apreciarla en su justa medida, creyendo que adoctrinaba o no contaba el problema. Los que hemos sufrido en nuestras propias carnes el rechazo de nuestros compañeros sabemos que Cobardes sólo habla un idioma: El de la verdad, el rechazo y la repulsa a estas actitudes. Y es de aplaudir.

Cobardes

Y se nos quedó una pendiente entre el puesto 27 y el 28. Ya lo siento:

27 bis-En el punto de mira: Ocho puntos de vista. Ocho repeticiones del mismo suceso. Un coñazo del tamaño de París. El director se dio cuenta de que la historia sólo le daba para 45 minutos y tuvo que alargarla de la manera más basta posible: Usando lo aprendido en series como 24 y banalizándolo. No tiene ningún interés para el espectador saber cómo vio un señor de Cuenca que pasaba por allí el disparo al presidente de EEUU, y más cuando no aporta nada nuevo a lo que ya sabíamos de las cinco visiones anteriores. A destacar, además, los rótulos mejicanos en plena –supuesta- España y un Eduardo Noriega más perdido que el propio Matthew Fox. Triste. Muy triste.

¡Y mañana, las 10 mejores! ¡No se vayan!


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A Cleo se le cae su Marco Antonio


Hay gente que no sabe cuando parar. Tu colega el que controla con el alcohol y luego vomita en los floreros, el que va a ciento cincuenta por la carretera, George Lucas cuando estrenó Clone wars en cine… Y luego está Steven Soderbergh, que no sólo tiene un apellido imposible, sino que, además, parece que le encanta vivir al límite entre el bien y el mal. El tipo empezó haciendo bodrietes injustamente sobrevalorados como Sexo, mentiras y cintas de video o Erin Brockovich (pasaron once años y siete películas entre una y otra. ¿Injusto yo? Apenas), pero pronto se dio cuenta de que lo que tenía que hacer era encadenar películas y películas hasta que alguna tuviera éxito.

Así, el muchacho hizo de una tacada Traffic, Ocean’s eleven (y sus dos secuelas, por lo que no tiene perdón de dios), Full frontal, Solaris, un fragmento de Eros, El buen alemán, las dos partes de Che y, en sus ratos libres, rodó una serie y produjo decenas de películas. Como veis, no se quiere estar quieto a pesar de que la gente le aconseje, supongo, tomarse una tila o, ya puestos, elegir mejor sus proyectos. Ocean’s 12, por ejemplo, no se puede decir que sea una gran obra de orfebrería.

Ahora, mientras rueda un documental y post-produce otro par de películas, ya ha anunciado su próximo proyecto. Y, la verdad, se podía haber quedado calladito, que una vez hablado, ya no hay marcha atrás. Agárrense los machos, porque Cleo, que así se llama la peliculilla, será un filme musical rock en 3-D con Catherine Zeta-Jones haciendo de Cleopatra. La misma de Asterix y Cleopatra, sí. A Soderbergh lo de hacer un simple filme musical se le quedaba corto, por lo visto. Además, Zeta Jones saldrá de la pantalla tocando la guitarra eléctrica e intentará comernos desde una pirámide. Esto sí que es buen cine. Le falta un dispositivo de Olor-ama y que la arena de la película se nos meta en los ojos para que Soderbergh demuestre ser tan GENIAL! como aparenta. 

“Estoy junto a Marco Antonio/Y juntos somos un binomio/Mira como luce mi pelo en tres dé/en la nueva mierda del director de Ché/Yeah Yeah Yeah”

Bueno, la noticia no es la película, sino que Hugh Jackman ha dicho que se cae del proyecto y que haga de Marco Antonio la madre de Soderbergh con un casco de plumas. A cambio, Ray Winstone ha aceptado interpretar a un Julio César que parecerá recién salido de Operación triunfo. La película, de terminar saliendo a la luz (no hay ni productora, ni distribuidora, ni nadie que quiera ver a Cleopatra pegando botes a ritmo de Rolling stones), habrá costado 30 millones de dólares, que Soderbergh deberá recuperar de alguna manera. ¿Es eso que veo en el horizonte lejano Ocean’s 14?


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El ranking del año (2): Ni fu ni fa


Qué bonito el 31 de diciembre. Uvas (y, antes de que salga el gracioso de “Yo no tomo uvas” diré: O aceitunas, o almendras o, si sois los más duros del barrio, nada de nada), champán, familia, tanga rojo, anillo en la copa, en fin. Todo ello entre un empacho de tres pares de narices. Al atiborrarse de comida hasta explotar con seres humanos que no volverás a ver hasta el año siguiente te sientes como viendo cualquiera de las películas de la parte de la tabla que toca hoy: No son malas, pero tampoco buenas. Vamos allá con la segunda parte de lo mejor de 2008. Por lo menos, al final no tienes bronca familiar.

26-Bolt: Ya sabéis como está el mercado de la animación hoy por hoy. Las productoras creen que, como Pixar ha triunfado con películas de animación en 3D con un guión que no toma a los niños como idiotas, la clave está en hacer cine en 3D sin que el guión importe cuatro carajos. Luego se extrañan de que sus memeces no le importen a nadie. Bolt es un paso intermedio: Ni es original ni interesa demasiado, pero por lo menos no insulta al espectador y, para qué negarlo, entretiene (exceptuando esa horrorosa canción cantada sin ningún motivo en el filme). Tópica hasta la extenuación. Pero el perrito es tan mono en la primera escena…

25-El niño con el pijama de rayas: ¡Miren, amigos! ¡Es una película basada en un best-seller sobre un niño nazi y su amiguito judío! ¡Es una mirada inocente al Holocausto! ¿Cómo puede no gustarte? ¡Asesino! ¡Asesino! ¡Nazi! Pues no, oigan. Me pareció una historieta tan sutil como veinte puñetazos en la cara y con un final que, lejos de hacer que corrieran mares de lágrimas, lo que hacía era conseguir que la sala en pleno se quedara con una apatía impresionante. El niño con el pijama de rayas es como ir a un Burger king y tomarse una ensalada: Es la misma fast-food pero no te sientes culpable al verla. Pero no la confundáis con ir al Bulli, por favor. Porque es un filme sin personalidad, sin vida y sin alma. Es un cliché en sí mismo. Es un error, tan mediocre sobre el papel como sobre el celuloide.

Habéis visto esta portada 14.000 veces en el metro durante este año. Tenéis que odiarla.

24-007: Quantum of solace: Aunque fue criticada por aquí hace más bien poco, sólo queda decir que es un Bond descafeinado, un agente secreto al que le quieren quitar su licencia para matar (y cambiársela por una licencia para aburrir), un 007 sin garbo, gracia ni salero. Vamos, que parece más un mal plagio de Bourne que una película nueva de James Bond. Y es que no se puede hacer un filme sobre 007 si le quitamos todos sus rasgos característicos y le dejamos sólo la chulería y el hecho de que tenga sexo con una muchacha por cumplir (porque a la otra, aunque puede, ni quiere). Merece estar por aquí y no más abajo por la soberbia escena de la ópera, que, durante quince minutos, logra meternos de nuevo en la película solo para después echarnos a patadas y hacer que miremos el reloj continuamente.

23-Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal: Por fin. Después de casi veinte años, iba a ver a mi héroe en la gran pantalla. Con más años, con la dentadura postiza, con photoshop para reducir sus arrugas, pero mi héroe al fin y al cabo. Un momento, ¿Indy se ha salvado porque se ha metido en un refrigerador? ¿Eso es su hijo? ¿La mala es esta tipeja sin ningún interés en la trama? ¿Eso son… extraterrestres? ¿Un OVNI? En el momento en que te das cuenta de que ese tipo con arrugas que estás viendo no es Indiana Jones sino un viejo disfrazado de Indiana Jones, algo falla terriblemente. Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal es algo que nunca debió existir. Y la prueba es que está en el puesto 23 y no en el podium. Inaceptable.

22-Saw 5: Todos sabemos lo que es Saw y lo que Saw nos da. Y quien no lo sepa, es que, a estas alturas, es gilipollas. Con cariño. No tiene sentido criticar sus problemas argumentales, porque los tiene y muchísimos. Ni decir que es una saga sólo para fans, porque cada vez es más difícil seguir la historia principal (¿Alguien se acordaba de que Puzzle tenía una ex-esposa?). Y, desde luego, echar la culpa del fracaso artístico de la saga a su final sorpresa cada vez más esperable es absurdo. Así, Saw 5 nos da exactamente lo que todos esperábamos: Pruebas absurdamente intrincadas (en esta ocasión más sencillas que en sus precuelas), una historia policial sin interés y un final sorpresa y sangriento para que la muchachada aplauda y vaya a ver la quinta parte. Pese a todo, la fórmula se está agotando a pasos gigantescos. O la serie termina en la sexta (o séptima) parte, o aquí no va a haber más carne que cortar. Y nunca mejor dicho.

“Vamos a jugar a un juego. Es el Monopoly. Sí, se me han acabado los argumentos”

21-Hancock: Will Smith ya hemos dicho muchas veces por aquí que es un tipo que cae bien. Y cae bien incluso cuando hace de superhéroe pendenciero adicto al alcohol y con errores garrafales. De hecho cae mejor que de costumbre. El problema es que, cuando estos problemas que le hacen auténtico y único se intentan arreglar, la película cae en un pozo sin fondo del que ya no logra levantarse. Su primer acto es brutalmente sincero, con algunos de los momentos más divertidos que hemos pasado este año en una sala de cine. El segundo la cosa cae mucho, pero aun conserva su premisa clara: Hancock es un superhéroe que intenta reformarse. Cuando en su tercer –y, por suerte, último- acto, Hancock encuentra a su novia de toda la vida y se lían a explicar cosas de un universo que no atrae ni a la abuela del guionista, todas las buenas intenciones de los dos primeros actos se van al garete y Hancock cae en la mediocridad más aburrida. Esperemos que la segunda parte corrija errores, amplíe el primer acto “políticamente incorrecto” y podamos disfrutarla.

20-Sexykiller: Si Sexykiller fuera danesa, inglesa o americana, todos estaríamos hablando de una “reinvención del asesino en serie”, de una “hilarante comedia” o de “una actriz increíble”. Como es española, la película ha pasado sin pena ni gloria por la cartelera (no culpo a nadie. Con este título era imposible presagiar algo decente), sin que nadie se molestara en darle una mínima oportunidad. Sexykiller es una comedia de enredo con zombies, explosiones gigantescas, asesinatos y un guión que nos trae las mejores secuencias de parodia que hemos visto en mucho, muchísimo tiempo. ¿No se les hace –un poquito- la boca agua?. Cierto, es una simple peliculilla de entretenimiento. Pero entretener, entretiene de lo lindo. Ni que eso fuera fácil hoy en día.

19-Santos: Cojo un par de tablones y empiezo a preparar mi refugio antiatómico, ese que me protegerá de los cinéfilos cuando lean que pongo Santos por delante de Hancock o de Indiana Jones. Santos es una película que, cuando la vi en Sitges, creí que iba a dividir a la crítica. Tristemente, no ha sido así: Todos se han situado en el lado de lo horrible y esperpéntico, cuando es mucho más que eso. Santos es una película tierna, graciosa, más espectacular que cualquier episodio de Heroes (claro, que tampoco es muy difícil) y que sólo adolece de un cierto alargamiento de guión en su parte final. Hasta ese momento, la película, sin ser perfecta (ese personaje de Willy Toledo…), sí que nos da lo que muchos pedíamos: Un acercamiento entre cómico y riguroso al mundo del superhéroe por accidente. Santos es una película a descubrir, al igual que su director. Algún día, seguro, llegará su hora.

Santo, santo, yo te canto.

18-Hellboy 2: Lo confieso. No me gustó Hellboy. Ni los cómics, ni la primera parte. Me parecen tediosas. Sin embargo, esta secuela se acerca más a lo que quiero ver en una película protagonizada por un demonio rojo con los cuernos cortados que fuma puros y pega hostias como panes. O sea: Puñetazos, efectos especiales y una trama con inicio y final bien claros. Del Toro se ha olvidado de la pretenciosidad de la primera parte y ha hecho un filme completamente diferente, que gustará a los que se aburrieron con Hellboy y que será odiada por los que la aman. Lo peor, sin duda, el doblaje español, con Santiago Segura a la cabeza. Para dar martillazos en la cabeza al responsable hasta cansarse, oigan.

17-Tres días: Habrán visto que nombro mucho este filme en el post de los Goya. Y con razón. Pocas veces se ha visto una película con un meteorito gigante dispuesto a acabar con todo y con todos… ¡y en la que nadie haga nada por evitarlo! Aquí no está Bruce Willis despidiéndose en su nave, ni hay ingenieros a lo Deep impact. En Tres días se nos cuenta la historia de un pobre hombre que se enfrenta a la inevitable destrucción mundial y en el que vemos sus esfuerzos inconscientes por demostrarse ser mejor persona antes de que todo termine. Tiene unos defectos del tamaño de Iowa, pero eso no quita para que sea una de las películas españolas más interesantes del año, especialmente al ser una ópera prima. A descubrir.

¡Y mañana, vamos con las películas notables antes de encaminarnos al Top 10 del año! ¡No se lo pierdan!


Archive for January, 2009

Arrested development depende del chaval de Juno


Hoy les contaremos dos historias. En primer lugar, la de Arrested development, una de las mejores sitcoms –si no la mejor- de la última década, que contaba la historia de la familia Bluth. No merece la pena que les cuente nada de ella, porque cualquier mínimo spoiler arruinaría la sorpresa que supondrá para ustedes disfrutar de una serie tan fresca, loca, viva, novedosa y original. Arrested development duró tan sólo 53 episodios englobados en tres temporadas, y su final es lo más autoreferencial y brutal que se ha visto nunca en televisión. Así, Mitchell Hurwitz, su creador (además de Ellen y de otras sitcom sin más importancia) empezó a pelear la película de Arrested development. Dos años después de que la serie terminara, Hurwitz por fin recibió el “sí” de una cadena dispuesta a despilfarrar dinero en un fracaso asegurado.

Vale. Y ahora que conocéis esta historia, es hora de que conozcáis a Michael Cera. Cera es un actor estadounidense con cara de buen chaval y de eterno adolescente que se ha hecho famoso ultimamente por dos papeles en los que hacía del mismo tipo: Padre forzoso en Juno y supersalido en… Supersalidos. Aparte de este par de filmes, su carrera está empezando a despuntar con futuras películas como la adaptación del (fabuloso) cómic Scott Pilgrim o en Extreme movie (junto a Frankie “Malcolm in the middle” Muniz y Jamie “Randy Meeks” Kennedy). Pero nada de esto hubiera sido posible si no hubiera interpretado desde 2003 hasta 2006 a un joven tímido, llamado George Michael y enamorado de su prima en, oh, sí, Arrested development.

Te voy a dar cera. Me odio por el chiste.

Aquí es donde juntamos nuestras dos historias de hoy. Y es que, ahora que la fama de Cera empieza a despuntar y que la película por fin ha sido aprobada, el joven actor ha dicho que no quiere volver a su rol de George Michael por temor a que el fracaso seguro de Arrested development haga daño a su filmografía. Supongo que el hecho de salir en una película que va a ser adorada por la crítica hasta la saciedad no es suficiente premio para Cera. Hurwitz de momento no se ha dado por vencido y cree que podrá convencer a Cera, pero el actor parece disgustado con la idea de la película sin motivo aparente. Aunque la película va a ser un filme de muy bajo presupuesto, ¿por qué no hacer una reunión con los viejos actores y terminar con la aventura de Arrested de una vez por todas?

Seguiremos a la espera. Rezando al dios del buen cine.