Si eres nuevo...
Bienvenido a CineOnline.es, el lugar donde aprenderás de Cine más que en ningún otro sitio...
Categorías
¡Puja y Gana!
Tienda erótica
Dec 10 |
Crepuscularmente Crepusculado¿Recuerdan algún tiempo en el que las modas no existieran? Cuando éramos pequeños, el yoyó dejaba paso a la peonza y ésta a la goma (aun me pregunto por qué demonios no fue considerada nunca como un arma de destrucción masiva. ¿Cuántos dientes se han dejado las niñas entre alegres cancioncillas?). Lo de las modas masivas no era lo nuestro, más allá de algún grupo suelto (¡Las Spice girls! ¡Los BSB! ¡Take that! ¡Laura Pausini! ¡Un pingüino en mi ascensor!) y las películas de Disney, que más que moda eran obligación anual. Y, entonces, a mis tiernos diecisiete años, Harry Potter apareció de la nada, saludando con su varita al viento, prometiéndonos siete libros y películas llenas de emociones, besos castos, un final predecible y buenrollista y muchos royalties regalados a Jotacá Rowling. Hace dos años, Potter era lo más de lo más. Pero, cuando la saga se acabó, las fans que comenzaron la saga con diez años o menos, necesitaban un nuevo modelo al que agarrarse. Y es aquí donde entra Crepúsculo. Y es que, ¿quién mejor que una niñata egoísta enamorada de la persona equivocada para que las adolescentas de hoy en día se identifiquen? Así, las tonterías de Bella y Edward, convertidos de la noche a la mañana en unos modernos Romeo y Julieta (sin salvar las distancias ni nada, qué coño), atacaron las librerías de medio mundo. Y, por si algunos habíamos conseguido librarnos de la invasión de los vampiros buenos que besan chicas de instituto, se han preocupado en sacar la película. Con todos ustedes, la última moda de Hollywood. Acaso la más prefabricada, insulsa e idiota de todos los tiempos: Crepúsculo. Buah, tía. Edward es dios. Edward no usa gomina. El resto del chiste lo dejo a su perversa imaginación. Bella (sutil abreviatura de Isabella) es la típica chica que ves por la calle y obligas a meter a una sesión de bronceado para que, por lo menos, no parezca un folio en blanco. Apática, sin ningún rasgo destacable en su personalidad y más sosa que unas pipas peladas sin sal, la muchacha se va a vivir con su padre para que su madre pueda viajar y practicar sexo con su nuevo novio. ¿Egoista? Qué va, hombre, qué va. Si le llama cada día y todo. Más maja la madre que las pesetas, coño. Total, que llega al pueblo de Forks (me encantaría vivir en un pueblo llamado Tenedores, qué queréis que os diga), donde su padre, un sheriff bonachón pero sin carisma alguno, le espera. Bella va al instituto y conoce a un montón de gente simpática, llena de vida, chachi piruli y recién sacada de Sensación de vivir. Pero ella, que es tan simpática como una bolsa del Pryca, mira hacia abajo continuamente y decide distanciarse de su grupo de amigos. Para colmo, en clase de Mirar Por El Microscopio (¿biología? ¿geología? ¿le importa realmente a alguien?) le toca sentarse al lado de Edward Cullen, que sabemos que está bueno porque lo dicen en la película y porque las adolescentes del cine chillan al verle. De lo contrario, pensaríamos que estamos ante un tipo normal y corriente con más maquillaje de lo admisible en un ser humano. Edward le ignora durante una hora y se marcha corriendo. Por qué los fans no deberían hacer posters con el Paint años antes de que salga la película, parte 1 Bella, en vez de ignorarle y hablar con sus nuevos amigos sobre el tema, decide informarse todo lo que puede sobre él y aislarse de la sociedad hasta que descubra por qué le cae mal. O sea, en vez de intentar caer bien a la gente, se preocupa por un perfecto desconocido al que cae mal. Ocurren miles de cosas absurdas e inadmisibles en cualquier relato medianamente bien contado (Edward salva a Bella de un atropello a pesar de que un segundo antes estaba a medio kilómetro de ella, un indio advierte a Bella de que los Cullen son seres a los que no debe dar el sol -¡uhhh, miedo!-, Edward vuelve a salvar a Bella –esta vez de una violación. Si es que no se le puede dejar sóla, coño- y, en fin, miles de cosas que todos nos pasamos por el pito del sereno) y Bella le dice a Edward que sabe su secreto. ¿Os lo imaginaís? ¡Oh, dios mío! ¡Es un vampiro! –Sorpresa general de la sala, que ha aguantado cuarenta y cinco minutos de peñazo para llegar a saber algo que venía en todos los posters-. Tras un diálogo que parece improvisado entre los actores (“¿Me tienes miedo?”-“No”-“Pues deberías”-“Pero no te lo tengo”-“Pero te puedo matar”-“Vale”-“¿Ahora me tienes miedo?”-“Que no, coño”), llegamos a la conclusión de que el vampiro quiere zamparse a Bella porque huele bien y esto, por lo visto, a ella le pone a mil. Le gustan malotes (y, por consiguiente, a todas las fans. Apuntad, chicos, nuevas maneras de ligar un sábado por la noche: Confesar vuestro vampirismo y las ganas de dejar a vuestros objetivos sin sangre en el cuerpo. ¡Debe funcionar sin motivo aparente!). Y a partir de aquí, el despiporre. Edward y Bella salen juntos, pero sí, pero no, pero no, pero sí, ella conoce a su familia, formada por vampiros buenos (sólo comen animales. Son bueeeenos. Bram Stoker se está revolviendo en su tumba) y, en mitad de un partido de beisbol vampírico (curiosamente la mejor parte del filme) aparecen los vampiros malos (comen personas. Maaalo. Comer animales es bueeeno, comer personas maaaalo. ¿Habéis aprendido la lección de hoy?) y se dedican a perseguir a Bella porque sí, porque hace falta rellenar media hora más de peli y no se les ocurría mejor manera. Por qué los fans no deberían hacer posters con el Paint años antes de que salga la película, parte 2 Bella huye de su casa (intentando no hacer daño a su padre, por lo que le dice que es un viejo asqueroso que vive en la rutina y que espera que se muera dentro de poco. Si quisiera haberle hecho daño le habría ametrallado la cabeza, supongo) y traza un plan absurdo con los Cullen que no vale de nada. El maloso le encuentra y tiene lugar una pelea en la sala de espejos donde Bella hacía ballet de pequeña (y donde, además, el malo retiene a la madre de Bella. Sí, la que follaba con su novio al principio de la peli). Muerde a Bella pero justo llegan los Cullen de dios sabe dónde y queman al vampiro malo (porque, no os lo perdais, es la manera de matar a los vampiros según Crepúsculo. Ni ajo, ni crucifijos, ni nada. A la hoguera con ellos). Edward chupa el veneno de Bella y ella le confiesa que quiere ser vampiro. Ya sabéis, lo típico: Te conozco desde hace dos días, he insultado a mi familia por ti, he estado en peligro de muerte, sólo nos hemos dado un beso porque si nos damos vas es posible que me muerdas, así que conviérteme en vampiro porque es una decisión que, sin duda, he meditado profundamente. Y ya está. Esto es Crepúsculo: Una obra tan vacía por dentro como por fuera. Hay una frase que define a la perfección lo que pienso de la película: Edward entra con Bella a su casa y suelta un “¿Qué esperabas? ¿Ataúdes y cortinas rojas?”. Ambos ríen, ja ja, qué cosas tienes, Edward. Pues sí, coño, es lo que esperaba. Vale que en Buffy cazavampiros –el gran referente de Crepúsculo, por lo visto- los vampiros no eran vampiros al uso, pero por lo menos se les mataba con una estaca, no podían salir a la luz del sol y mordían personas. Aquí lo único que tienen de vampiros es la inmortalidad. Y punto. Por lo demás son unos viva la virgen como los que más. Vuelan malamente (como si estuvieran cogidos por cables. ¿Curioso, verdad? ¿Por qué será?), salen a la luz del día sin ningún problema (pero no cuando hay sol, porque, atención, ¡¡su piel brilla un poco más de lo normal creando un horroroso efecto especial!! ¡¡Oooooh!!) y, por lo visto, sólo mueren cuando alguien quema todas las partes de su cuerpo (¿Qué ocurre si se dejan una sin quemar? ¿Se regenera a lo Majin Boo? ¿Anda por sí sola?). Vamos, lo que unos llaman “reinventación del mito vampírico” y la mayoría llamamos “pasarse por el orto cientos de años de literatura y películas de vampiros”. Pero por las buenas además. Ale hop. Por qué los fans no deberían hacer posters con el Paint años antes de que salga la película, parte 3 Catherine Hardwicke, la directora, no sabe qué demonios hacer con la cámara. Esto es algo que en Thirteen funcionaba (¡movámosla mucho! ¡Démosle a todo un aire underground!), pero que en Crepúsculo da más risa que otra cosa. Atención especial a la escena del laboratorio, consistente en: Primer plano de Bella hablando-Primer plano de Edward hablando-Primer primerísimo plano de los ojos de Edward sin motivo aparente-Primer plano de Bella sorprendida. Hay que verlo para entenderlo. Ese plano de los ojos causó carcajada general en la platea (al menos en mi cabeza. No me quiten la ilusión, jodíos), al igual que los vuelos de los vampiros (¡Siempre en linea recta absoluta! ¿Para qué modificar una pizca la trayectoria de vuelo?), los efectos especiales (a destacar el brillo vampírico: Juro que he visto mejores efectos especiales en las películas de Asylum) y, por supuesto, las actuaciones. Robert Pattinson, el Edward cinematográfico, tiene pinta de ser no ya flor de un día, sino capullo de una noche (¡oh, el humor, el humor! ¡Pases a las nueve y a las once, gracias!). Su actuación tiene tantos huecos mejorables como el guión –y ya es decir-, entre expresiones empanadas, sonrisas de medio lado (“Hey, soy un vampiro cool. Que guay que soy”) y tristeza fingida (“Oh, Bella es mi superamor, pero no es vampiresa. Oh, qué desgracia. Oh”). Toda una joya. Por su parte, Kristen Stewart (vista antes brevemente en Jumper y como protagonista en The messengers) hace de Bella un personaje anticarismático, que pide a gritos ser asesinado cuanto antes. Eso sí, consigue el gesto de asco perfecto y la cara de decir “Paso de vosotros, nuevos amigos, por este perfecto desconocido del que me he enamorado sin ningún motivo”. Eso son años en el Actor’s Studio, que lo sé yo. Qué más decir, oigan. Al terminar la película, la chica de delante se levantó y dijo un sonoro “No está mal, pero el libro está mejor”. Gracias, Mujer Tópico. No moveré un dedo por comprobarlo, la verdad. Lo dicho, en 2010 les veo a todos en Luna nueva. Uauh, apasionantes aventuras nos esperan. ¿Les he dicho ya que hay un hombre lobo que le tira los tejos a Bella? ¡La cosa está emocionante a más no poder! Estrellitas: * y ½ Por qué los fans no deberían hacer posters con el Paint años antes de que salga la película, parte 4 y última Mañana, algo que los fans de El blog de Randy pedían a gritos: El final de High school musical: Poesía en movimiento. Stay tuned. |