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Nominaciones de los Goya 2009: ¡El humor y la risión! (y 2)


¿Qué tal el turrón? ¿Y los mazapanes? Sobre los polvorones mejor ni hablar, que se te quedan en la garganta y se pegan al paladar. Dan poca sensación de gustico. Igual que los Goya. ¿Se acuerdan que estábamos hablando de ellos cuando nos tomamos unas merecidas vacaciones para estar con familia y amigos? ¿Preparados para cientos de referencias más a Nacho Vigalondo y sus secuaces, poniendo a parir a los tipos que están en la cima? ¿Sí? Pues echemos un vistazo al resto de nominaciones que nos quedaban, porque algunas son de triple órdago. Si es que existe algo así.

Mejor actor secundario: Que, en España, para desmarcarnos de esos sucios yanquis, hemos dado en llamar “mejor interpretación masculina de reparto”. Que se note que somos diferentes. Oh, yeah. Aquí, donde también podría haber estado el enorme Mariano Venancio (no me cansaré de recomendar su actuación de Camino, punto álgido de su carrera y del cine español de este año) o el mediocre Javier Bardem (aunque él me parezca un soso a las cuatro y en Vicky Cristina Barcelona no haga nada del otro mundo, es superior a la mitad de los nominados), han preferido nominar a Jordi Dauder por Camino (nominar a este perfecto desconocido cuya actuación nadie destacó y no nominar a Venancio es un acto que sólo me explico habiendo elegido a los actores al buen tuntún), Fernando Tejero por Fuera de carta (donde hace de divertido estereotipo andaluz. Sin duda, se merece un Goya por esto), José Angel Egido por Los girasoles ciegos (había que poner a alguien de la película en cuestión, más que nada por rellenar hueco y no pensar) y José María Yazpik por Sólo quiero caminar (lo que dijimos de Diego Luna el otro día, se puede aplicar aquí). Incomprensible y bochornoso.

Sólo quiero caminar

Mejor actriz secundaria: Supongo que no hay que quejarse. Que son grandes profesionales y hay que reconocérselo. Pero no nominar a Manuela Vellés (la hermana de Camino) tiene delito, más aun cuando las nominadas son Elvira Mínguez por Cobardes (curiosamente, el papel menos emocionante de la película. ¿Dónde ha quedado el protagonista, o su antagonista? ¿Dónde Paz Padilla, le pese a quien le pese? ¿Dónde el padre malvado? ¿Por qué no se ha nominado más en el plano interpretativo a una película sustentada en…el plano interpretativo?), Rosana Pastor por La conjura del Escorial (que no discutiré por no haber visto la conjura en sí, igual que toda España), Tina Sáinz por Sangre de mayo (“¡Eh, que Garci ha estrenado peli nueva!”-“¿Y qué tal?”-“Es un truño”-“Pero es colega. Coge siete nominaciones al azar y ponlas por ahí”-“¡Me encantan los Goya!”) y Penélope Cruz por Vicky Cristina Barcelona (totalmente de acuerdo. El papel de loca que se cree artista y sale con Javier Bardem aunque a todos les extrañe le pega como anillo al dedo. Sin coñas).

Mejores efectos especiales: Se nota que en España aun no tenemos mucha idea de lo que son los efectos especiales. Los académicos se deben creer que son los títulos de crédito o algo así, porque si no, no se entiende. Sí, vale, han nominado a Camino (¡como para no! La escena en la que un agujero gigante se abre en mitad del mar es lo más espectacular visto en el cine español jamás) y a Mortadelo y Filemón 2 (por muchas dudas que tenga sobre si merece estar no ahí, sino en algún sitio que no sea una gran hoguera), pero por dios. Que las otras dos nominadas son Sólo quiero caminar (Hay disparos, tiros y cosas que hacen pum, luego seguro que merece estar ahí. Por qué no) y, atención, Sangre de mayo (lo nuevo de Garci, ahí, partiendo la pana en efectos especiales. Tiembla, WETA, tiembla). Sólo quiero decir una cosa: En 3 días, un meteorito gigante acababa con toda vida humana. ¿Lo vuelvo a repetir? UN PUTO METEORITO GIGANTE. Y se veía. Y era un efecto especial más que solvente. Que no esté nominada significa, o bien que los académicos no se han visto la película, o es que el amiguismo les tira hasta para las cosas más absurdas.

“¿Qué tiene Garci que no tenga yo, aparte de calva?”

Mejor película europea: Cada vez, esto de lo europeo se hace más raro. Lo que debería ser una película francesa, una italiana, una de Oliveira y otra del Reino Unido, se ha transformado en “mejor película que nos salga de los testículos y que tenga un uno por ciento de capital de algún país de la Unión Europea, por muy remoto y escondido que este sea”. Así, este año están nominadas la soporífera 4 meses, 3 semanas y 2 días (que encantó a los críticos, supongo, por los cinco minutos enfocando a unos pies en primer plano y en total silencio), Al otro lado (una alemana, vale), El niño con el pijama de rayas (que sí, que será del Reino Unido, pero parece más americana que otra cosa), y atención, prepárense, cójanse bien en donde estén apoyados. La cuarta nominada de los Goya este año para mejor película EUROPEA es… ¡¡EL CABALLERO OSCURO!! ¿Pero qué demonios…? O EEUU ha pasado a usar el euro como moneda comunitaria, o es que Nolan era portugués y no lo sabíamos, pero esto no tiene ni pies ni cabeza. ¡El caballero oscuro, por el amor de dios! ¡Batman! En fin. Y encima, como no se lo den siendo de calle la mejor de las cuatro, todos señalaremos a la Academia y nos reiremos de ellos haciendo pedorretas. Otra vez.

En fin. Para qué decirles más, se hacen una idea del despropósito de este año. 15 nominaciones a Los girasoles ciegos (más que ninguna otra película española antes. ¿Le convierte esto en la mejor película del cine español? Permítanme que discrepe), 11 a Sólo quiero caminar (Hola, me llamo Agustín Díaz-Yanes y hago bazofia con un bonito envoltorio. ¿Me dan once nominaciones? ¿No? Va, que soy colega), 7 a Camino (obviándose las más importantes…aunque por suerte hayan nominado a Nerea Camacho y no se la han dejado en el tintero, que sería ya para asesinar a la Academia en pleno) y 6 a Los crímenes de Oxford (la peor película de Alex de la Iglesia, nominada, precisamente, a lo peor que tenía: Película, director -¡ese travelling!-, guión adaptado –espero que el libro fuera mejor, porque si no, no se explica-, música –esta sí, vale. Roque es grande-, dirección de producción –ese Goya que nadie sabe muy bien qué es- y montaje –por la bochornosa escena del tejado, supongo-) hacen que esta edición de los Goya haya sido un paso de gigante hacia atrás. Los nuevos valores han quedado en una esquina, tirados. Nacho Vigalondo se ha llevado una puñetera nominación después de ganar premios y premios, después de que su película haya sido comprada para un remake. Cobardes, la emocionante cinta de Corbacho y Cruz, se ha conformado con una nominación a la mejor actriz secundaria (¿Y el actor revelación? ¿Y Padilla? ¿Y guión original? ¿Y dirección? ¿Qué ha ocurrido con Cobardes?). 3 días una a mejor sonido (precisamente algo en lo que la película andaba coja), aunque por lo visto su director, antes de las nominaciones, tenía mucha ilusión y creía que iba a ser nominado a mejor película. Pobre iluso.

¿Los cronocrímenes de Oxford? Pero si es una puta mierda, que ni se entiende ni nada.

Luego se extrañan de que los nuevos talentos del cine español cojan la maleta y se vayan a EEUU a hacer sus películas, de que los actores emigren lo antes que pueden. Es normal. Con el nulo reconocimiento que se da en España a las obras originales que pueden suponer un antes y un después, el paso obvio es marcharse a un lugar donde realmente acojan con los brazos abiertos a los nuevos directores con capacidad para contar historias, marchándose de un sitio donde sólo ganan premios “los de siempre”. Garci, Yanes, Almodóvar, Amenábar, De la Iglesia y, por bien que me caiga, Fesser. Y, para colmo, tienen las narices de nominar a Vicky Cristina Barcelona, como diciendo “fuera sí que se hace buen cine. Aprended, directores noveles”. Yo, si fuera Vigalondo o Gutiérrez, mi próxima película la iba a hacer en España Rita Irasema. Y más aun cuando, en el caso de uno, los Coen se lo están rifando, y en el caso del otro, los americanos se han fijado en su película. Sin problemas para financiarla, sin problemas para distribuirla (Los cronocrímenes se distribuyó cuando se anunció el remake americano. Tan triste como suena), sin tener que aguantar la tiranía de los Goya. ¿Recordamos de nuevo el caso de 7:35 de la mañana? Jamás se ha visto mayor desfachatez y tirria por un director en la historia de los Goya.

Ya sabéis, directores del mañana: Poneos las pilas. Empezad a lamer traseros, a seguir a los grandes nominadores, sed hijos de alguien que es hijo de alguien, convertiros en Agustín Díaz-Yanes. Es la única opción de que os reconozcan en unos premios que, espero, se llamen “Premios Colega” en la edición de 2010. Y en cuanto a los actores, tened suerte en la Ruleta de la Fortuna, versión Goyas. O sea, te puede tocar a ti, actor que hace la actuación más emocionante de año… ¡o al secundario sin importancia que tienes al lado! ¿No estáis emocionados? Ah, ¿que no? Vaya por dios. Por lo menos, Jaime Rosales no ha tenido oportunidad este año de salir victorioso con su polivisión.

Al final, lo de siempre, seguro: Una gala en la que todos lloran por el cine español y apenas se hacen bromas (¿Bromas en España? ¿A costa de las películas? ¿Donde crees que estamos, en EEUU?), 10% de audiencia y la conclusión de que a la gente no le gusta el cine español, ay, qué pena. El año que viene innovaremos menos aún, a ver si así pillamos a las nuevas generaciones. Qué triste, señores. Qué triste.

Hablamos de la gala en el 2009. Mientras, mañana empezamos un repaso a lo mejor y lo peor que nos ha dado este 2008 en cuanto a cine se refiere, claro está. O sea, una lista de las mejores y las peores películas… que hayamos visto. Tampoco nos pidan mucho más. Y, justo después, un recopilatorio de lo que nos espera en este año entrante, que no es poco… ni demasiado bueno.