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El ranking del año (2): Ni fu ni fa


Qué bonito el 31 de diciembre. Uvas (y, antes de que salga el gracioso de “Yo no tomo uvas” diré: O aceitunas, o almendras o, si sois los más duros del barrio, nada de nada), champán, familia, tanga rojo, anillo en la copa, en fin. Todo ello entre un empacho de tres pares de narices. Al atiborrarse de comida hasta explotar con seres humanos que no volverás a ver hasta el año siguiente te sientes como viendo cualquiera de las películas de la parte de la tabla que toca hoy: No son malas, pero tampoco buenas. Vamos allá con la segunda parte de lo mejor de 2008. Por lo menos, al final no tienes bronca familiar.

26-Bolt: Ya sabéis como está el mercado de la animación hoy por hoy. Las productoras creen que, como Pixar ha triunfado con películas de animación en 3D con un guión que no toma a los niños como idiotas, la clave está en hacer cine en 3D sin que el guión importe cuatro carajos. Luego se extrañan de que sus memeces no le importen a nadie. Bolt es un paso intermedio: Ni es original ni interesa demasiado, pero por lo menos no insulta al espectador y, para qué negarlo, entretiene (exceptuando esa horrorosa canción cantada sin ningún motivo en el filme). Tópica hasta la extenuación. Pero el perrito es tan mono en la primera escena…

25-El niño con el pijama de rayas: ¡Miren, amigos! ¡Es una película basada en un best-seller sobre un niño nazi y su amiguito judío! ¡Es una mirada inocente al Holocausto! ¿Cómo puede no gustarte? ¡Asesino! ¡Asesino! ¡Nazi! Pues no, oigan. Me pareció una historieta tan sutil como veinte puñetazos en la cara y con un final que, lejos de hacer que corrieran mares de lágrimas, lo que hacía era conseguir que la sala en pleno se quedara con una apatía impresionante. El niño con el pijama de rayas es como ir a un Burger king y tomarse una ensalada: Es la misma fast-food pero no te sientes culpable al verla. Pero no la confundáis con ir al Bulli, por favor. Porque es un filme sin personalidad, sin vida y sin alma. Es un cliché en sí mismo. Es un error, tan mediocre sobre el papel como sobre el celuloide.

Habéis visto esta portada 14.000 veces en el metro durante este año. Tenéis que odiarla.

24-007: Quantum of solace: Aunque fue criticada por aquí hace más bien poco, sólo queda decir que es un Bond descafeinado, un agente secreto al que le quieren quitar su licencia para matar (y cambiársela por una licencia para aburrir), un 007 sin garbo, gracia ni salero. Vamos, que parece más un mal plagio de Bourne que una película nueva de James Bond. Y es que no se puede hacer un filme sobre 007 si le quitamos todos sus rasgos característicos y le dejamos sólo la chulería y el hecho de que tenga sexo con una muchacha por cumplir (porque a la otra, aunque puede, ni quiere). Merece estar por aquí y no más abajo por la soberbia escena de la ópera, que, durante quince minutos, logra meternos de nuevo en la película solo para después echarnos a patadas y hacer que miremos el reloj continuamente.

23-Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal: Por fin. Después de casi veinte años, iba a ver a mi héroe en la gran pantalla. Con más años, con la dentadura postiza, con photoshop para reducir sus arrugas, pero mi héroe al fin y al cabo. Un momento, ¿Indy se ha salvado porque se ha metido en un refrigerador? ¿Eso es su hijo? ¿La mala es esta tipeja sin ningún interés en la trama? ¿Eso son… extraterrestres? ¿Un OVNI? En el momento en que te das cuenta de que ese tipo con arrugas que estás viendo no es Indiana Jones sino un viejo disfrazado de Indiana Jones, algo falla terriblemente. Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal es algo que nunca debió existir. Y la prueba es que está en el puesto 23 y no en el podium. Inaceptable.

22-Saw 5: Todos sabemos lo que es Saw y lo que Saw nos da. Y quien no lo sepa, es que, a estas alturas, es gilipollas. Con cariño. No tiene sentido criticar sus problemas argumentales, porque los tiene y muchísimos. Ni decir que es una saga sólo para fans, porque cada vez es más difícil seguir la historia principal (¿Alguien se acordaba de que Puzzle tenía una ex-esposa?). Y, desde luego, echar la culpa del fracaso artístico de la saga a su final sorpresa cada vez más esperable es absurdo. Así, Saw 5 nos da exactamente lo que todos esperábamos: Pruebas absurdamente intrincadas (en esta ocasión más sencillas que en sus precuelas), una historia policial sin interés y un final sorpresa y sangriento para que la muchachada aplauda y vaya a ver la quinta parte. Pese a todo, la fórmula se está agotando a pasos gigantescos. O la serie termina en la sexta (o séptima) parte, o aquí no va a haber más carne que cortar. Y nunca mejor dicho.

“Vamos a jugar a un juego. Es el Monopoly. Sí, se me han acabado los argumentos”

21-Hancock: Will Smith ya hemos dicho muchas veces por aquí que es un tipo que cae bien. Y cae bien incluso cuando hace de superhéroe pendenciero adicto al alcohol y con errores garrafales. De hecho cae mejor que de costumbre. El problema es que, cuando estos problemas que le hacen auténtico y único se intentan arreglar, la película cae en un pozo sin fondo del que ya no logra levantarse. Su primer acto es brutalmente sincero, con algunos de los momentos más divertidos que hemos pasado este año en una sala de cine. El segundo la cosa cae mucho, pero aun conserva su premisa clara: Hancock es un superhéroe que intenta reformarse. Cuando en su tercer –y, por suerte, último- acto, Hancock encuentra a su novia de toda la vida y se lían a explicar cosas de un universo que no atrae ni a la abuela del guionista, todas las buenas intenciones de los dos primeros actos se van al garete y Hancock cae en la mediocridad más aburrida. Esperemos que la segunda parte corrija errores, amplíe el primer acto “políticamente incorrecto” y podamos disfrutarla.

20-Sexykiller: Si Sexykiller fuera danesa, inglesa o americana, todos estaríamos hablando de una “reinvención del asesino en serie”, de una “hilarante comedia” o de “una actriz increíble”. Como es española, la película ha pasado sin pena ni gloria por la cartelera (no culpo a nadie. Con este título era imposible presagiar algo decente), sin que nadie se molestara en darle una mínima oportunidad. Sexykiller es una comedia de enredo con zombies, explosiones gigantescas, asesinatos y un guión que nos trae las mejores secuencias de parodia que hemos visto en mucho, muchísimo tiempo. ¿No se les hace –un poquito- la boca agua?. Cierto, es una simple peliculilla de entretenimiento. Pero entretener, entretiene de lo lindo. Ni que eso fuera fácil hoy en día.

19-Santos: Cojo un par de tablones y empiezo a preparar mi refugio antiatómico, ese que me protegerá de los cinéfilos cuando lean que pongo Santos por delante de Hancock o de Indiana Jones. Santos es una película que, cuando la vi en Sitges, creí que iba a dividir a la crítica. Tristemente, no ha sido así: Todos se han situado en el lado de lo horrible y esperpéntico, cuando es mucho más que eso. Santos es una película tierna, graciosa, más espectacular que cualquier episodio de Heroes (claro, que tampoco es muy difícil) y que sólo adolece de un cierto alargamiento de guión en su parte final. Hasta ese momento, la película, sin ser perfecta (ese personaje de Willy Toledo…), sí que nos da lo que muchos pedíamos: Un acercamiento entre cómico y riguroso al mundo del superhéroe por accidente. Santos es una película a descubrir, al igual que su director. Algún día, seguro, llegará su hora.

Santo, santo, yo te canto.

18-Hellboy 2: Lo confieso. No me gustó Hellboy. Ni los cómics, ni la primera parte. Me parecen tediosas. Sin embargo, esta secuela se acerca más a lo que quiero ver en una película protagonizada por un demonio rojo con los cuernos cortados que fuma puros y pega hostias como panes. O sea: Puñetazos, efectos especiales y una trama con inicio y final bien claros. Del Toro se ha olvidado de la pretenciosidad de la primera parte y ha hecho un filme completamente diferente, que gustará a los que se aburrieron con Hellboy y que será odiada por los que la aman. Lo peor, sin duda, el doblaje español, con Santiago Segura a la cabeza. Para dar martillazos en la cabeza al responsable hasta cansarse, oigan.

17-Tres días: Habrán visto que nombro mucho este filme en el post de los Goya. Y con razón. Pocas veces se ha visto una película con un meteorito gigante dispuesto a acabar con todo y con todos… ¡y en la que nadie haga nada por evitarlo! Aquí no está Bruce Willis despidiéndose en su nave, ni hay ingenieros a lo Deep impact. En Tres días se nos cuenta la historia de un pobre hombre que se enfrenta a la inevitable destrucción mundial y en el que vemos sus esfuerzos inconscientes por demostrarse ser mejor persona antes de que todo termine. Tiene unos defectos del tamaño de Iowa, pero eso no quita para que sea una de las películas españolas más interesantes del año, especialmente al ser una ópera prima. A descubrir.

¡Y mañana, vamos con las películas notables antes de encaminarnos al Top 10 del año! ¡No se lo pierdan!